Fecha de nacimiento:

Disciplina:
Maratón- Atletismo

Idelma Delgado


Idelma Lizeth Delgado sueña con los Juegos Olímpicos y se imagina regando de sudor las calles de la imponente Tokio en el maratón. Eso no se lo quita nadie, más allá de la incertidumbre que genera el coronavirus y que amenaza con aplazar la fecha de comienzo. “Vivo en Carretera a Candelaria de la Frontera, Cooperativa Santa Adela, Colonia San José. Es una zona rural, así que hasta hace algunos días mantenía mi plan de entreno normal. Por vivir en el campo, podía salir a correr en las mañanas libremente sin tener riesgo de contagiarme el coronavirus, ya que no hay mucha gente, pero ahora he tenido que parar y solo ejercitarme en la casa”.

A los 29 años Idelma encontró en el atletismo su deporte. Anteriormente fue futbolista y representó los colores de la Universidad de El Salvador, institución en la que estudia Medicina. Lo del fútbol llegó casi por casualidad. “Jugaba fútbol porque era lo único que había. Nunca me imaginé otra cosa, en esta zona rural no había mucha información y la señal no era buena para estar en redes sociales, por eso no estaba enterada de tantas carreras que había. Además, en la escuela no había un profesor que se especializara y me orientara, sólo era fútbol. Pero un día me cuenta de una carrera cuando iba jugar fútbol, me invitaron a correr 21 kilómetros y gané. Ahí vi que podía”, reconoce Idelma.

El segundo desafío fue cuando, unos meses después, la invitaron a correr el maratón del Comité Olímpico, que en 2015 se desarrolló en el Puerto de La Libertad. “Llegué a probar, sin entrenar mucho y sin prepararme y quedé en primer lugar”, dice. “Lo máximo que hice en mi preparación fueron 30 kilómetros, desde La Ceiba a El Congo, ida y vuelta. Yo me dije que si podía hacer 30, también iba a poder hacer 42 sin problemas. Es más, yo no tenía dieta ni me hidrataba bien. Tomaba agua y suero y comía frijoles, que es mi plato favorito. Es más, en ese mi primer maratón corrí con unas zapatillas plumitas, casi como que eran yinas. Y a pesar de todo eso gané”, recuerda Delgado.

“Para mí correr significa liberarme, soltarme. Se olvida uno de problemas de la vida cuando está corriendo. Yo lo hago por la zona de donde vivo, aquí en el campo entreno en calles pedregosas, no importa el lugar. Si no hay camino, yo hago camino, salvo que haya monte o cualquier cosa que me pueda lesionar. Pero entre más feo sea el terreno, mejor, ya que uno agarra más fuerza en las piernas”, dice Idelma, quien el año pasado logró en Costa Rica el título de campeona Centroamericana de Campo Traviesa.

Confiesa la maratonista que su rutina diaria empieza muy temprano, cuando la única compañía son los primeros cantos de los gallos: “Mi vida siempre ha sido igual, hacer oficio, ir a lavar, preparar comida, moler… Después camino tres kilómetros para agarrar el bus que me lleva a la universidad”.

Todo el sacrificio ha tenido premio, pero todavía espera por el premio mayor: los Juegos Olímpicos Tokio 2020, más allá de la fecha en la que se realicen. Sabe que está entre las salvadoreñas con más posibilidades de alcanzarlo y por eso se permite soñar, incluso cuando está despierta.

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