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Cinco conclusiones que deja el Preolímpico de Guadalajara

Marzo 29, 2021-

El Preolímpico de Guadalajara dejó a dos selecciones de fútbol masculinas clasificadas para los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Se trata de México y Honduras, casualmente las dos mismas que lo hicieron en Londres 2012 y Río 2016. En el caso de El Salvador, quedó a un punto de la clasificación a semifinales tras caer con Canadá (0-2), empatar con Honduras (1-1) y vencer a Haití (2-1). Pero más allá del resultado, hay una serie de aspectos positivos que vale la pena resaltar.

1- Planificación. Una vez que se nombró cuerpo técnico para esta Selección Sub 23, se trabajó con mucha organización. La llegada de Diego Henríquez como director deportivo fue el comienzo del cambio, y en esa idea de jerarquizar las selecciones juveniles la contratación de Hugo Pérez ha sido un acierto total. Esto incluye la aceleración de los trámites para conseguir pasaportes de jugadores nacidos en el exterior, pero por sobre todo convencerlos de que vestir la camiseta nacional no era una mala decisión. A esto hay que sumarle el campamento de Guadalajara, ya que viajaron diez días antes del debut para adaptarse y conjuntarse.

2- Elementos para la mayor. El nivel que mostraron algunos jugadores, especialmente Enrico Dueñas y Joshua Pérez, hace suponer que tienen calidad suficiente para jugar en la Selección absoluta. No sería descabellado que en junio, cuando sean los próximos juegos de Eliminatorias, ellos dos aparezcan en la lista de convocados. Otros, como Marcelo Díaz, Alexis Renderos o el portero Mario González también destacaron. Aunque muchos piden darle continuidad a este equipo, lo cierto es que como Sub 23 ya no hay ninguna competencia en el horizonte, y lo próximo que sigue es la selección mayor. Esta debería ser la base de El Salvador para el Mundial 2026, de igual modo que aquella del Preolímpico 2012 (con Darwin Ceren, Ruso Flores, Xavi García, Dustin Corea, Jaime Alas, Alex Mendoza, Alex Larín y Richard Menjívar) lo fue durante algún tiempo.

3- Colaboración conjunta. Se pudo ver un trabajo entre Federación de Fútbol, Comité Olímpico y empresa privada. Por tratarse de un evento clasificatorio para Tokio 2020, ambas instituciones trabajaron de la mano para darle las mejores condiciones al equipo. Gracias a esa contribución del Comité y de empresas como Bocadeli, Sisa Seguros, Farmacias San Nicolás, Laboratorios Suizos, Aves y Huevos La Catalana pudieron irse una semana antes a Guadalajara para la adaptación. Ese aporte externo también sirvió para sumar a la delegación los servicios profesionales del psicólogo Ramiro Carballo, que además ha sido futbolista, y colaboró con el apoyo mental, algo tan necesario en el deporte moderno.

4- Diáspora valiosa. Esta selección preolímpica tuvo seis jugadores formados en el exterior. Se trata de Enrico Dueñas, Joshua Pérez, Eric Calvillo, Tomás Romero, Damián Alguera y Gerber Chávez, además de Lizandro Claros, que vivió muchos años en los Estados Unidos. Según Hugo Pérez, que conoce cómo nadie a los juveniles de ese país, hay muchos más jugadores nacidos en el exterior con nivel de selección y que están dispuestos a aceptar el llamado. La idea es que compitan de igual a igual con los “nacionales” y así elevar la calidad grupal.

5- Armonía total. Este grupo que estuvo 16 días en Guadalajara fue un ejemplo de armonía. En medio de la “crisis de los premios de la Selección mayor”, el cuerpo técnico se encargó de blindar a estos jóvenes para evitar distracciones y desenfocarse. Y mucho más en medio de la burbuja que impuso la Concacaf, donde las únicas salidas del hotel eran a jugar o a entrenarse. Todo eso gracias a un grupo de profesionales encabezado por Hugo Pérez, un hombre que sabe llegarle al jugador sin tener que levantar la voz. Más perfil bajo aún el de William Renderos Iraheta y Juan Carlos Serrano, sus dos colaboradores. A ellos se les sumó, ya en Guadalajara, Gerson Pérez, hijo de Hugo, quien además de entrenador clase A ofició de video analista y era el encargado de observar a los rivales. Fito Menéndez aportó su experiencia en entrenar los porteros y Ramiro Carballo fue clave en el aspecto psicológico. Lo mismo Pablo Rodas, una autoridad en el aspecto físico. Sin olvidar al médico Francisco Amaya; a Miguel, el utilero, y a Óscar, el fisioterapeuta. En otras palabras, un auténtico grupo que quedó demostrado en detalles como la colaboración de los jugadores cargando cajas de agua o bolsos con pelotas al llegar a un entrenamiento.

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