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El equipo de todos
A la espera de la llegada de los dos últimos jugadores, la Selección Preolímpica va adaptándose a Guadalajara. A su altura, a su clima, a sus comidas, incluso a sus propios integrantes, porque de a poco va completándose. A tierras mexicanas llegaron el miércoles 10 para un campamento que contó con el apoyo del Comité Olímpico de El Salvador y empresas como Bocadeli, Sisa Seguros, Farmacias San Nicolás, Laboratorios Suizos, Aves y La Catalana.
Después se incorporó el psicólogo Ramiro Carballo (ex jugador del Alianza, Firpo y UES) y luego Gerson Pérez, que no es otro que el hijo de Hugo Pérez, que además de ser entrenador clase A está oficiando de videoanalista. Y en la madrugada se espera la llegada de los dos últimos legionarios: Enrico Dueñas (Vitesse, Países Bajos) y Joshua Pérez (Ibiza, España).
Después de cuatro días completos de trabajo, el equipo va tomando forma y se nota en cada entrenamiento que realizan en las canchas del club Nápoles Tapatío, donde solo hay una cosa en mente: clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio. De hecho, en el salón París del Ibis Expo Hotel, lugar de charlas del equipo, un rótulo resume esa ambición colectiva: Tokio 2021.
A pesar de que muchos se conocieron aquí, el equipo tiene química y la integración ha sido total a la hora del trabajo. Hay grupos, por supuesto, por esas cosas de la afinidad. Por eso no sorprende que los dos porteros nacidos en Estados Unidos, Tomás Romero y Damián Alguera (17 años, el más joven de todo el torneo de Concacaf) sean inseparables e incluso hablen en inglés. A esas pláticas pueden unirse también Erick Calvillo, nacido en San José (California), Gerber Chávez y Lisandro Claros, quienes han vivido mucho tiempo en los Estados Unidos.
Sin embargo, a la hora de trabajar hay un solo equipo, el equipo de todos. Eso se ve, por ejemplo, en la actitud cuando el bus se estaciona en el lugar de entrenamiento. De forma voluntaria, los jugadores se acercan a Miguel, el utilero, para colaborar con el traslado de los implementos. Así, unos llevan la bolsa de las pelotas, otros la hielera y el resto de los elementos para entrenar. Todos colaboran.
Además, todos los jugadores han sido muy responsables en el uso de las mascarillas. Hugo Pérez, por ejemplo, no se la quita ni siquiera en los entrenamientos a pesar de la incomodidad. Y ya han pasado por dos pruebas dobles desde que llegaron a Guadalajara. “La que más molestas es la nasal, te meten el hisopo por la nariz y parece que te va a llegar al cerebro”, bromeó Marcelo Díaz, más conocido como “Chiqui”.
En ese sentido, el entrenador pidió la palabra y agradeció a Dios por las pruebas negativas. “Viajamos en avión y estuvimos en dos aeropuertos con mucha gente, creo que Dios tiene mucho que ver en esto también”, expresó.
El único día que la Selecta Sub23 no se entrenó en el Nápoles Tapatío fue el domingo, cuando había programado un juego amistoso con Costa Rica en el Complejo Atlas Chapalita. Al final, por un tema de protocolos, el partido no se realizó como tal. Y si bien ambos equipos se entrenaban en el mismo lugar, todo quedó en un entrenamiento conjunto informal entre ambas selecciones.
En el último entrenamiento del lunes, la novedad fue la llegada de las pelotas oficiales Nike con las que se jugará el Preolímpico, ya que los primeros días las prácticas se hacían con las Umbro, sponsor oficial de la Selecta. También motivó mucho a los jugadores la noticia de que los juegos del torneo permitirán público (25% de la capacidad del estadio), algo que la Concacaf oficializó hace algunas horas.
La mente está puesta en Tokio, pero la visa hay que conseguirla en Guadalajara. Aquí están todos enfocados y no se piensa en otra cosa que en el primer paso: el debut contra Canadá el próximo viernes 19.